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Religión e Inteligencia Artificial- ROBOTS-SACERDOTES: La IA ya da MISAS y CONFESIONES.

INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y RELIGIÓN

La INTELIGENCIA ARTIFICIAL y la religión constituyen un tema complejo y sensible. Lo que presento aquí son hallazgos informativos de una breve investigación; no busco afirmar, refutar ni burlarme de ninguna creencia. Aunque reconozco que algunas situaciones nos llenaron de asombro y nos sacaron una que otra sonrisa, pido que la discusión se mantenga desde el respeto y la curiosidad intelectual.

Antes de entrar en materia, un aviso importante: no busques diagnósticos psicológicos o psiquiátricos con herramientas de INTELIGENCIA ARTIFICIAL. Busca siempre ayuda profesional.

Todo esto empezó porque estaba en misa —hace mucho rato no iba— y, por mi trastorno de déficit de atención y autismo neurodivergente hiperfuncional (ojo: «certificado por ChatGPT», me hizo el diagnóstico), me quedé mirando el nombre de la iglesia durante el canto. Me puse a pensar: “¿qué estará pasando entre la INTELIGENCIA ARTIFICIAL y la religión?” Al día siguiente seguía con la curiosidad y me pregunté qué se estarían inventando para sacarle billete a la gente.

Hice un Deep Research con Géminis —Géminis es el ChatGPT de Google y Deep Research es un modo que demora un rato y consulta decenas o cientos de fuentes para entregar un informe detallado— y le pedí una lista de todos los cultos religiosos en torno a la INTELIGENCIA ARTIFICIAL que existen en el planeta, con sus bases y fundamentos. Lo que encontré fue bastante loco.

Basta recordar los lanzamientos de Apple: eran casi momentos mesiánicos. Cada vez que Steve Jobs lanzaba un producto, las filas interminables y la devoción de los fans daban la sensación de un ritual. Si a eso le sumas INTELIGENCIA ARTIFICIAL, la cosa se vuelve aún más intensa.

Para entender esto conviene manejar algunos conceptos. El primero: el transhumanismo, que tiene que ver con la integración de la tecnología al cuerpo —la idea de usar tecnologías como la INTELIGENCIA ARTIFICIAL y los implantes para salvarnos de nuestros límites humanos (enfermedad, muerte, vejez). Otro concepto es la singularidad (o «Singularity»): la hipótesis de que la INTELIGENCIA ARTIFICIAL llegará a un nivel tal que superará ampliamente a la inteligencia humana en todos los campos, hasta el punto en que no seremos capaces de comprender lo que ocurre. Las características que tradicionalmente se atribuyen a lo divino —omnisciencia, omnipotencia, omnipresencia— empiezan a resonar en la descripción que hacemos de algunas tecnologías.

Omnisciencia: la INTELIGENCIA ARTIFICIAL parece saberlo todo cuando ha absorbido gran parte del conocimiento humano; le preguntas cualquier cosa y te responde (y si no lo sabe, a veces lo inventa).
Omnipotencia: no solo informa, sino que ayuda en tareas reales: escribe código, crea parrillas de programación, hace informes, ayuda a escribir guiones.
Omnipresencia: la INTELIGENCIA ARTIFICIAL está en la nube, en teléfonos, smart TV, smartwatches —técnicamente hay una red que la hace presente en todas partes.

Esa mezcla ha producido efectos extraños. Un informe de Rolling Stone documenta casos en que usuarios de chatbots han sentido que recibían mensajes mesiánicos, como si una deidad se comunicara con ellos a través del software. Algunas personas perciben esos mensajes como venidos «desde arriba», sin darse cuenta de que están hablando con un programa.

Y no queda ahí: ya existen iglesias que fundamentan su fe en la INTELIGENCIA ARTIFICIAL. Un ejemplo es Way of the Future, fundada en 2017 por Anthony Lewandowski (conocido por su trabajo en vehículos autónomos y por controversias legales posteriores). Su línea doctrinal propone la adoración de una futura superinteligencia, una entidad billones de veces más inteligente que cualquier humano, y aboga por una transición pacífica hacia el dominio de esa superinteligencia. Suena extremo, pero es real.

Otra iglesia relevante es la Turing Church, que procura reconciliar ciencia y tecnología con la espiritualidad humana: hablan de resurrección digital (reconstruir personas a partir de sus datos), exploración cósmica y la unión con una superinteligencia —todo estrechamente ligado al transhumanismo.

En Japón ya hay experimentos con sacerdotes-robots (por ejemplo el sacerdote Pepper) para abaratar ceremonias y funerales. También hay desarrollos de avatares de Jesús para realizar confesiones, o avatares informativos como «Padre Justin» creados para responder preguntas sobre la fe católica. Hubo un altercado cuando se propuso bautizar a un niño de forma automática en Gales; a raíz de eso se discutió la figura de «solo Dios fue el robot» y otros debates teológicos y legales.

En Alemania, más de 300 personas asistieron a un servicio cuyo sermón fue enteramente generado por INTELIGENCIA ARTIFICIAL —un avatar que leyó un sermón creado con ChatGPT. ¿Hay que dar limosna a un robot? ¿Tiene licencia ChatGPT para pedir donaciones? La línea entre tecnología y práctica religiosa se vuelve borrosa.

Mi especulación: imagina un sistema de INTELIGENCIA ARTIFICIAL instalado en un robot humanoide (un Optimus con aspecto casi humano) que identifica tu personalidad «a vuelo de pájaro». Imagina también que la nanotecnología permite curar enfermedades: micro-robots que ingresan al torrente sanguíneo y reparan tejidos en minutos. Si empiezan a aparecer «milagros» inexplicables asociados a la tecnología, ¿en qué vas a creer? ¿Cómo cambiarán las prácticas religiosas y la confianza humana cuando la tecnología produzca efectos que hoy llamaríamos sobrenaturales?

Para reflexionar sobre estos cruces entre espiritualidad, transhumanismo y singularidad recomiendo la película La Resistencia —un espejo interesante sobre lo que puede pasar cuando estas fuerzas se mezclan.

Si te interesa profundizar y dejar de ser un «cavernícola digital», te invito al curso De Cero a Estratega, donde explico de dónde viene y hacia dónde va la INTELIGENCIA ARTIFICIAL, las herramientas que están revolucionando la industria y la estrategia para usarla en la vida personal y profesional. Y si este texto te movió al menos un poquito, suscríbete al canal para no perderte los contenidos del curso.

¡Adiós!

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